UNA CENA
CON SORPRESA:
La madre de
Pablo había hecho sopa de letras para cenar. Puso los dos platos de sopa sobre
la mesa del comedor y volvió a la cocina para freír unos huevos. Pablo se llevó
a la boca la primera cucharada, mirándola distraídamente, y dio un respingo. En
la superficie de la sopa que había en la cuchara, cuatro letras de pasta habían
formado la palabra: ‘’HOLA’’. Tras la sorpresa inicial, pensó: ¡Qué casualidad!
Mira que ir a caer precisamente así esas letras…
Y
sonriendo, divertido, se tragó la cucharada.
Al ir a
tomarse la segunda, descubrió con asombro que las letras decían: ‘’TONTO EL QUE
LO LEA’’.
Aquello era
demasiado. Con la boca abierta y la cuchara inmovilizada ante ella, Pablo miró
al plato. Entre la multitud de las letras del plato reinaba gran agitación.
Todas nadaban de aquí para allá. Se daban empujones y codazos. Parecían
pelearse para coger los mejores sitios. Después todas se quedaron quietas. Y en
el centro del círculo de sopa quedó escrita una advertencia: ‘’OJO, NO ME COMAS.
SI TE ATREVES A COMERME ME DEDICARÉ A ESCRIBIR TACOS DENTRO DE TU BARRIGA’’.
Pablo, muy alarmado, cogió el plato, fue al cuarto de baño, vertió la sopa por
el inodoro y tiró de la cadena. Lanzó un suspiro de alivio. Volvió a la mesa.
Su madre le trajo un huevo frito con patatas y se fue a la cocina a freír el
suyo. En cuanto ella volvió de espaldas, el huevo frito realizó un espectacular
despegue en vertical. Frenó un milímetro antes de estrellarse contra la lámpara
y comenzó a dar vueltas por toda la habitación.
¡Parece un
platillo volante! Exclamó Pablo, siguiéndolo con la mirada, fascinado. El huevo
frito hizo una exhibición de vuelo acrobático sensacional. Y cuando advirtió
que la madre de Pablo volvía, realizó un aterrizaje impecable en el plato y se
quedó muy quieto, junto a las patatas fritas. Después de lo ocurrido, la madre
de Pablo trajo el postre. Que era un creeps con chocolate y nata. Pablo se
sorprendió al ver que su madre le había preparado su postre favorito. Cuándo la
madre fue a coger el azúcar, entro a la cocina y vio: las sartenes volando, las
espátulas, la nevera, la mesa… La madre se puso ha gritar y Pablo asustado
acudió corriendo a la cocina. Pablo le dijo:
-¡Mama esto
ya pasó!, la madre de Pablo le respondió histéricamente:
-¿Y por qué
no me lo dijiste?. Después de todo lo ocurrido cuándo vino el padre de Pablo.
Pablo y su madre se lo contaron; todo lo que paso. El padre de Pablo no se lo
creía. Le dijo la madre:
-¡Mira
entra en la cocina!. El padre de Pablo entro, y estaba todo en orden, cuándo el
padre entró al baño todo estaba tirado en el suelo. En fin… se cansaron de
experimentar y se sentaron los tres a comerse el postre.
By: Zaira
Gálvez Chueca.
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